Golpiza.

Enmascarados, nuestro camino es hacia la escuela, agazapados, nos dirigimos a su puerta, ladeando el almabrado terminado en filosas puas. Velozmente apuntamos hacia la cerradura con la linterna encendida... esta cerrada. Éramos varios, no había problema; entre todos nos abrimos paso saltando. Llegando al interior por la ventana de la cocina. Entramos a la habitacion de Horacio, el cuidador. Estaba todavía vestido y calzado, sentado en su puesto bajo la tenue luz de la lluvia televisiva, suspirando casi en silencio. Lo retenemos entre dos, y con cinta plateada lo atamos a la silla. Bofetada tras bofetada, aun sin preguntar nada, vamos tomando valor. Momento de la verdad. Lo arrastramos a traves de los pasillos, lo liberamos, entumecido, se arrastra pateticamente, llegando a tientas al salon del 2°b, permaneciendo alli inmovil. Grita y grita, con la boca contra el piso. Sus pelos se erizan, pierde la fuerza y patalea, mientras los altos techos del pasillo amplifican sus quejidos. Finalmente balbucea incoherencias y llora. Sacamos un saco de lona y lo envolvemos, calmando sus convulsiones con repetidos golpes en el vientre.En el silencio que provoca su inconciencia, aprovechamos para retirarlo del colegio. Atravesamos el patio, jadeando, nuestro aliento recorre todo el camino hasta la puerta, sacudiendo la bandera, haciendola flamear, Argentina se retoza en los vientos criminales, vamos! Atemos al señor Horacio, sujetemoslo con cuerdas, que atraviese la reja, que nos acompañe en el tramo del alambrado. Lo hacemos, llegamos hasta la puerta del valdio, lo sacamos de la bolsa, algo confundido, sale arrastrandose y escupe en el piso, repetidas veces hasta que vomita violentamente. Sus venas están marcadas, su frente fulgura, emite luz, su mirada, enloquece. Pero no muestra un rostro valiente. No transmite nada.Una bota roza su cara, pero vuelve con fuerza y tino pegándole un tacazo en el pómulo. lo desnudamos, orinamos sobre el y corremos. Las máscaras descansan en una alcantarilla a tres o cuatro cuadras de aqui.